Le dije a Gazpacho que al rato ibamos a su clase y se puso muy contento.
A pesar de la sonrisa en la foto, Gazpacho ha resultado un tanto asustadizo y güey. (Puto dicen por ahi, snifi). Investigando un poco su pasado, resulto que de su camada era el pendejito del que abusaban sus hermanos y si a eso le sumamos que no tuvo mucho contacto humano durante los meses en el refugio, resulta un perro antisocial un tanto extraño.Creo que todos mis perros han estado medio zafados y como el común denominador soy yo, lo más probable es que yo sea la de los pedos. Esto me dí cuenta hace unas semanas cuando un wey me comentó "yo a esta edad no tendría una mascota". Ahi me cayó el veinte que Gazpacho no es mi mascota.
No es ni para que me divierta ni me haga compañía. Es una responsabilidad que decidí tener y que poco a poco se ha ganado mi cariño. Mi familia sabe que si me invita a algún lugar, voy con todo y perro; quien ve como lo trato, puede tirarme de loca exagerada.
Como sea, ahi la lleva el wey. En sus clases de obediencia poco a poco sale de su cascarón y aunque aun no aprende ni a sentarse cuando le digo, se le ve mas contento. Solo espero que ya aprenda a hacer pipi en el patio porque ya me cansé de miar afuera.
La Rosy was jir at
5:38 p.m.
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